[en] [lesbian-scissoring] Nuestro trío con Nazarena

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Mi primera experiencia con otra chica fue cuando tenía 21 años, con sexy Nazarena. Siento hoy tras muchos años de vivencias que siempre me sentí atraída por mujeres y que en esa primera vez hice cuánto más pude para mi realidad de aquel momento.

Íbamos a la facultad, yo vivía en un departamento con mis dos hermanos mayores y esas vacaciones de invierno me quedé y no volví a mi pueblo. Me recuerdo con muchas dudas y me recuerdo de novia. Con ese novio que es desde los 18, que era la primera experiencia sexual y en quien confiaba ciegamente. Se llamaba Adrián y tenía dos años más que yo. Nos habíamos enamorado exageradamente y decíamos que estábamos comprometidos. Cuando le dije que no iría a pasar el invierno lo tomo con total naturalidad. La última noche nos juramos amor eterno y me dijo que volvería unos días antes de retomar la universidad.

Ese semestre había conocido a Nazarena, éramos compañeras de una materia y teníamos la misma edad. Nazarena no tenía novio ni intención de tenerlo. Estudiábamos juntas, ese semestre teníamos dos materias en común. Ella era exageradamente bonita y curvilínea. Le gustaba andar bien escotada y con pantalones ajustados para provocar, así me lo había confesado. Ella vivía con sus padres.

Me invitó a dormir una noche en la que nos quedamos dormidas hablándonos. Contándonos secretos muy íntimos, como que nos hacía estallar en un orgasmo. Esa mañana me desperté extraña. Creo que estaba un poco excitada por la conversación que habíamos tenido.

Mientras nos veíamos todos los días en la facultad una noche salimos juntas. Fui testigo de lo encantadora y seductora que podía ser para cualquiera. De hecho, esa noche se besó con muchos hombres y con una mujer. Se escondió para poder hacerlo, pero la seguí, la miré y sentí un cosquilleo por todo el cuerpo. En eso lo veía a Adrián y cada vez era más esquiva a que me tocara, aunque muchas veces terminábamos enredados porque mi cuerpo me pedía sexo.

[en] [lesbian-threesome] Nuestro trío con Nazarena

En ese semestre también ella se quedaba a dormir. Se bañaba y se zambullía a la cama mojada y desnuda con la excusa de que mis hermanos la vieran. La primera vez que lo hizo me tomo por sorpresa, luego esperaba ese momento y siento que ella ya sabía que la miraba y la observaba.

Una noche muy de madrugada mientras hablamos me pregunto si alguna vez me había sentido atraída por otra mujer. Me quede callada en la oscuridad. Esa misma noche Nazarena me dijo que a ella le gustaban las chicas también. En la mañana siguiente éramos una pareja sin sexo, pero las dos ya empezamos a actuar extrañamente. Nos quedábamos abrazadas largo tiempo, sintiéndonos, los besos en la mejilla eran en la comisura. Nos escribíamos todo el tiempo sino estábamos juntas.

Desde aquel día las cosas habían cambiado y yo me sentía plena. En la ecuación no cerraba Adrián, pero no lo nombrábamos. Cuando él llamaba ella se iba al baño, se retiraba. Volvía llorando a veces y yo la abrazaba entendiéndola. Cuando ya no tenía más escape y tenía que verlo le mentía y quien volvía llorando a sus abrazos era yo. Una de esas tardes en que había vuelto de estar con él, me pidió si podía pasarle crema en su espalda luego de un baño. Recuerdo nítidamente ese masaje con mi mano por la espalda de Nazarena.

Fue la primera experiencia sexual con Nazarena

Le acariciaba la espalda cuando sentí que podía pasar mi mano por su tripa y fui subiendo sin pensármelo demasiado y terminé acariciándole los pechos, ella no dijo nada, simplemente asentía y respiraba fuerte como yo que mientras le acariciaba el busto le besaba la espalda. Tras ese hermoso momento, después de terminar súper calientes y cansadas las dos. Ella se vistió y me beso. Me dijo:
– Lara no podemos seguir así. – No podía decirle mucho, así que no dije nada.

 

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Nos vimos pocas veces más en la facultad y fue cuando comenzó el receso de invierno. Sin embargo, no la llame ni le escribí hasta que estuve segura de lo qué me pasaba. No había terminado con Adrián y eso también me angustiaba. Cuando ya estábamos próximos a empezar el segundo semestre le escribí y le pregunté en qué materias se anotaría. Me respondió enseguida y arreglamos para encontrarnos en la inscripción. Luego le pregunté si quería venir conmigo. Me dijo que sí que moría de ganas y que me había extrañado mucho.

Fue una sorpresa cuando vio el departamento vacío. Nazarena me abrazo fuerte y me dijo que no podía irme ya. Esa noche cenamos y nos acostamos juntas en pijama. En la madrugada ella me despertó moviéndose junto a mi culo, me encanto la sensación y empecé a moverme con mucho gusto. Se ve que terminamos y nos dejó muy relajadas porque de allí la memoria me lleva a la mañana siguiente, donde empezamos a darnos besos tímidos.

Esa misma mañana me llamo Adrián para decime que se iba a anotar y tenía ganas de verme. Me pareció el mejor momento para decirle que teníamos que dejar lo nuestro. Llegué a su casa y fui directo al grano. Se quedó sin respiración, sin saber qué decir al principio y después me re peguntaba si había conocido a alguien más. No me atreví a decirle nada, no era su historia y yo sentía mucha vergüenza de lo que me pasaba puertas afuera.

Cuando volví al departamento Nazarena solo me abrazo. Al rato escuchamos el timbre. Era la madrugada. Me desperté sobresaltada, cuando atendí era Adrián con unas cervezas de más que se encontraba arriba ya, queriendo volver. Le abrió la puerta Nazarena a quien no había visto tantas veces. Le pedí que se fuera. No entendía que hacía con esa mujer y porque ella no nos dejaba solos para hablar y volver a nuestro noviazgo.

Me decía todo lo que sentía, las promesas adolescentes que nos habíamos hecho, que no podía vivir sin mí. Yo estaba sentada junto a él diciéndole que no quería estar más y fue cuando Nazarena se paró frente a él, me pidió que haga lo mismo y me beso profundamente. Fue la primera vez que sentí su lengua en mi boca. Era rica y sabía cómo a menta, abrí la mía y le dije moviéndome adentro suyo que me encantaba.

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La reacción de Adrián fue el silencio mirándonos, como nos gustábamos y disfrutábamos besarnos. Él no sabía por supuesto que era el primer beso intenso que teníamos. Nazarena y yo estábamos flotando cuando sentí que la mano de ella me acariciaba la espalda con sus dedos e intentaba quitarme la parte de arriba del pijama. Yo quería todo eso, pero no así – pensaba por dentro.

Esa tarde habíamos hablado con Nazarena en nuestra primera vez. Las dos habíamos acordado en ir despacio y explorar de a poco. Sin embargo, me gustaba lo que me hacía sentir esa situación así que no frené la situación. Quede solo con el pantalón, desnuda por arriba, mis pezones estaban más duros que de costumbre. Entonces Nazarena se quitó su camiseta y quedó igual que yo pero empezó a tocar a Adrián. Él no se resistía en lo más mínimo. Incluso lo beso y empezó a tocarlo mientras me miraba cada vez más lascivamente.

Me quité toda la ropa y se la saqué a ella…

Sentí que su entrepierna estaba húmeda y despedía calor. Nazarena se encargó de invitarlo a la cama, lo recostó desnudó y me dijo que lo montara. No podía otra cosa que obedecer. Me senté y sentí como me resbalaba el pene de Adrián por los fluidos que despedía yo. Ella se sentó en su cara y le ordenó que se la chupara. Así que yo lo galopaba fuerte y él le servía a ella.

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La situación me gustaba así que empecé a besarla y a tocarle el culo y las tetas, las dos gemíamos y nos manoseábamos. Pronto Adrián terminó encima mío y quedó postergado. Nos fundimos en un abrazo sintiéndonos, sentí que su mano se colaba en mi entrepierna, me manoseaba el clítoris y me penetraba con sus dedos, con uno, con dos, y hasta con tres.

Éramos un fuego. Yo no sabía mucho, pero mis manos buscaban su culo y se colaban dentro de ella también. Nos chupábamos las tetas ja una a la otra y nos rozábamos. Adrián estaba al lado nuestro sin poder creer lo que veía y se tocaba incesante. Seguimos así con Nazarena hasta que ella se recostó y me pidió que me empezara a mover arriba de ella.

Nazarena me tomo como si estuviera montándola sentada y empezó a moverse y moverme lentamente. Sentía como de a poco nuestros sexos se encontraban y se rozaban, me gustaba y se sentía cada vez mejor así que empecé a trabajar en lo mismo y apuré el ritmo.

De pronto estuvimos rozando nuestras conchitas calentitas y húmedas. Yo le gemía y le decía que me gustaba mucho y ella que gemía conmigo me seguía moviendo al tiempo que se daba un banquete con mis tetas.

Sentí un múltiple orgasmo. Luego se vino Nazarena. Nos quedamos enredadas entre las sábanas cuando me di cuenta de que estaba también Adrián. Él dormía. Lo desperté y le pedí que se fuera a su casa. Sin oponer residencia se fue. No volví a hablar con él hasta que tuve más de 30 años. Nazarena y yo mantuvimos un vínculo estable muchos años más.

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Cuando finalmente lo encontré después de más de 10 años en un cumpleaños a Adrián le pregunté porque después de esa vez nunca más, me volvió a insistir. Su respuesta fue clara y me pidió que no me ofendiese, pero no podía tener una novia con la que haya hecho un trío.

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