[es] [brother-sister] Mi prima me dío su culo
Debo confesar que en ese momento pensé que iba a llegar al clímax del placer. Sin embargo, conseguí contenerme y asentir con la cabeza. Lentamente, mi prima acercó hacia mí y fue arrodillándose lentamente. Me susurró:
– Te voy a hacer la mejor mamada de tu vida. – Lo cierto es que iba a ser la primera, puesto que mi experiencia en materia de mujeres era más que nula.
Me bajó los pantalones poco a poco y deslizó sus manos por el bulto que sobresalía de mis calzoncillos. No podía creerlo, mi prima estaba a punto de chupármela. La cogió entre sus cálidas y sedosas manos y, lentamente, comenzó a deslizar la piel arriba y abajo, una y otra vez, a un ritmo constante. Tras un par de minutos, me dijo mi prima:
– Primo, ¿quieres probar mi lengua? – a lo que yo respondí:
– Por supuesto, primita.
Sin mas dilación, mi prima Elisabeth comenzó a proporcionarme el sexo oral más placentero que jamás alla tenido. Su cavidad bucal era un paraiso de la humedad y el placer carnal, solo apto para unos pocos elegidos; en aquel momento, yo. Notaba como mi miembro se hinchaba más y más, hasta casi explotar. Era una sensación increíble, nunca antes experimentada por mí, un inberbe e inexperto adolescente. Cuando sentía que estaba a punto de correrme, me dijo:
– Tranquilo primo, que ahora viene lo mejor.
Sin alterar en ningún momento su cara de viciosa gatita, se incorporó y camino sensualmente hacia el sofá de sky situado al fondo del salón; aquel en el que tantas meriendas familiares habíamos celebrado durante años. Poquito a poco, mi prima se puso a cuatro patas, adoptando una pose solo vista por mi en las habituales webs de contenido erótico. Me dijo:
– Ha llegado el momento. Quiero sentirte dentro de mí. Quiero que me folles como a una perra. Quiero ser tuya esta noche. – Atónito, me situé tras ella y, tomando mi miembro entre mis manos, lo sité en la abertura de su sexo. – No primo, por ahí no. Recuerda que no tenemos la protección adecuada.
– Cierto, carecía de preservativo en aquel momento, sin embargo, ella me brindó la solución.
– Lástima, tendrás que follarme analmente. Que desgraciada soy – dijo con una sonrisa nunca antes vista en su rostro.
Yo no podía más, simplemente la introduje por su ano (el cual estaba sorprendentemente lubricado) y comencé a follarmela. Poco a poco fuí incrementando el ritmo de mis embrestidas, lo cuálfue proporcional al ruido de sus gemidos de placer. Como gritaba la muy perra. Una y otra vez introducía mi polla en sumás que experimentado culo, notando el placer desconocido hasta entonces.
Finalmente, cuando estaba punto de correrme, se lo dije, y, con una sorprendente agilidad, se dió la vuelta y comenzo a chuparmela fuertemente. Ahora era yo el que gemía del gusto.
– Aghh, sí, sigue nena, sigue y no pares. Aquí viene…
– Dámelo todo, quiero que te corras en mi puta boca, joder. Ahh. – Un chorro de leche sorprendentemente chocó contra su paladar, seguido de sendos varios. Mi prima lo disfrutaba sobremanera, chupando más y más en busca de la última gota de mi esencia prohibida.
Tras tragárselo todo, nos tumbamos desnudos en el sofá, jadeantes. Había sido una experiencia increíble.