[es] Masturbando frente al espejo
Note como me beso en la mejilla. Lo vi en mi espejo…
– Espero verte pronto… – Sonrió y se marcho.
Al escuchar como se cerraba la puerta del piso no pude evitar sonreÃr. Me levante de la cama y cogà el papel que me dejo en cima de la mesita de noche. Que atento… Su numero de teléfono. ¿Para que querrÃa yo su numero de teléfono? ¿De verdad piensa que lo llamare para follar de nuevo? Pobre infeliz… Detesto la gente que no entiende lo que significa un polvo de una noche. ¿No estaba claro? La misma palabra lo dice, Una noche… No dos.
Pero bueno, ya me lo tome como algo normal, no era el primero que dejaba su numero y su corrida en mi cama. Mire al espejo que tenia en frente de la cama, mi espejo. El espejo cubrÃa la pared entera, de esquina a esquina. Desde el primer dÃa que lo hice en frente de un espejo sabia que esa seria mi mayor fetiche, y a si fue. No hay cosa que me guste más que follar frente a mi gran espejo, ver como culean mientras me la meten, como se las chupo y como se corren en mi y en mi boca. Me volvÃa loco.
Me levante, me acerque al espejo y lo bese, creaba la ilusión de que me besaba a mi mismo, pero lo besaba a el, le daba las gracias por cada maravilloso reflejo y por cada maravillosa noche. SonreÃ. Me fui al baño y me lave un poco la cara, me veÃa la barba un poco descuidada, pero no me apetecÃa afeitarme, total, no esperaba visita hoy. Quizás mañana me pegarÃa un repaso. Fui a la cocina y ojee la nevera en busca de algo que llevarme a la boca, (como si no fuera suficiente lo que ya me habÃa llevado anoche a la boca). Zumo de naranja rancio… fue lo único que encontré, a si que asqueado y malhumorado me fui de nuevo a mi habitación a tirarme en la cama.
Las sabanas estaban revueltas y algo húmedas por ciertos lados, no era de extrañar, anoche lo pase realmente bien con ese yogurin. Su cuerpo ancho, ojos azules como el mar, todo depiladito… Me encanta los tÃos que no tienen ni un solo pelo, me llaman muchisimo la atención, esa suavidad cuando pasas la mano por su pierna, su culo, su rabo. Su piel blanca como la nieve me llamaba mucho la atención, le daba un punto interesante.
Cerrando los ojos, aun siento las cosquillitas que me hacia en la polla con su piercing, sin duda los chicos con piercing en la lengua son la caña. Hay muchos que no saben utilizarlo, pero este… tenia todo un master.
Veo mi reflejo en el Espejo… Estoy desnudo tirado en la cama, reviviendo las aventuras y desventuras que anoche vivà con mi amante, fue un polvo realmente estupendo. Su polla era perfecta, tanto en tamaño como en grosor, y como se movÃa el cabrón, era un huracán, puro fuego. Sus embestidas hacÃan que su barra se hincara en lo mas profundo de mi abrasándome, como su lengua lamia y relamÃa mi culo, dejándolo bien lubricado y abierto.
Reviviendo todo lo ocurrido mi polla comienza a crecer, el recuerdo de sus lametones en mi mástil hacen que este se ponga bien duro, y el recuerdo de sus embestidas hacen que mi culo palpite. Me llevo la mano a los huevos y los manoseo un poco, los acaricio, tiro un poco de ellos, le doy pequeños pellizcos, no dejo de jugar con ellos y eso provoca que cada vez me ponga mas cachondo. Sigo viendo mi imagen en el espejo, me gusta. Veo como me sobo los cojones, me gusta. Me pongo de rodillas en la cama y comienzo a masturbarme, me gusta. Recorro mi nabo de lado a lado, con toda mi mano, a veces con un par de dedos solo, otras con las dos manos.
Me encanta ver como me pajeo en el espejo
No soy un narcisista, no estoy enamorado de mi mismo, no estoy mal tampoco, soy un chico del montón. Metro ochenta, pelo corto, ojos color miel, no voy al gimnasio, pero la constitución de mi cuerpo es que con el poco ejercicio que hago consigo mantenerme en forma. Pero la imagen que me devuelve el espejo, es otra totalmente. Es sexy, atrevida, insólita… No se como describirla, pero me gusta.
Sigo masturbándome, ahora estoy sentado al borde de la cama, a un metro y medio del espejo mas o menos. Desde esta distancia puedo ver mejor cada detalle de mi cuerpo, de mi mano balanceandose, de mi polla sacudiéndose en el aire, cada vez estoy mas excitado. Me acerco mas al espejo.
Estoy a un paso de mi reflejo, estoy con la boca entre abierta y de vez en cuando de ella sale un leve suspiro. Me doy cuenta que estoy con la espalda un poco encorvada, a si que me estiro y saco el pecho, mis pectorales se marcan y eso me gusta, llevo mi mano a mi abdomen y lo acaricio asta llegar a mis pezones. Me concentro con el pezón derecho, que es mi punto débil.
Lo trabajaba el pezón con cariño y este reaccionaba de maravilla. Y cada vez estaba mas y mas excitado. Sin darme cuenta tenia la frente ya apoyada en el cristal, me quede embobado mirando mis ojos. Y como poseÃdo, lance mis labios al cristal en busca de el reflejo de los mismos.
Estos se encontraron y chocaron en una apasionada lucha para ver cual de ellos tomaba el control, con mi lengua recorrÃa el frió espejo, y el reflejo de mi lengua buscaba a la verdadera, para unirse también en la lucha. Llegue a un momento en el que no sabia cual de los dos era el verdadero yo, si el reflejo o el que se situaba en frente de este. Pero no me importo, yo seguà besando a ese frió amante de cristal que frente a mi se encontraba. Mi mano no dejaba su trabajo, y mi polla comenzaba a palpitar en busca del éxtasis total, de la punta de esta ya comenzaba a asomar el traslucido liquido que anuncia la corrida, y con la lubricacion que me aportaba, no podÃa evitarlo.
Con el brazo golpee el espejo y lance un fuerte gemido que fue ahogado en el reflejo, mi frente sudorosa, al igual que mi cuerpo, se deslizaba por el espejo y de pronto, entre gritos y gemidos de placer, de mi nabo brotaron innumerables chorros de blanco semen que impactaron contra el cristal. Yo hiperventilaba, me estaba mareando cada vez mas, no podrÃa evitarlo, siempre me pasaba lo mismo. Caà al suelo.
La caÃda me hizo reaccionar un poco, pero me sentÃa realmente mareado, la situación me habÃa puesto tan cachondo que no pude evitarlo.
Me incorpore un poco y me puse a cuatro patas frente al espejo, sin darme cuenta tenia justo delante de mis narices la corrida que habÃa soltado, que poco a poco se deslizaba hacia abajo. Me quede unos segundos mirándola y sin comprender muy bien por que, sabiendo únicamente que el instinto me decÃa que lo hiciese,y lo hice, lamà esa corrida. La lamà una y otra vez, hasta dejar el cristal bien limpio, sentÃa aun su calor en mi boca, su gusto dulce y a la vez amargo. Acababa de correrme y esa situación me estaba poniendo cachondo de nuevo.
Estaba a cuatro patas, frente a mi espejo lamiendo la corrida que acababa de soltar, me parecÃa surreal, pero me encantaba y me volvÃa loco.
Una vez deje el cristal bien limpio, me levante y me mire al espejo. Pase mi mano por la boca para quitarme el semen de los labios, me quede mirándome y sonreÃ. Me acerque al espejo y lo bese de nuevo. Una vez más, dándole las gracias por cada nueva sensacion que me hacia sentir.